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sábado, 1 de enero de 2011

Querido Niño Jesús…

Por Carlos Balladares Castillo - Aclaratoria: Mi amigo seminarista (cristiano católico) Silverio me explica que el tiempo de Navidad dura 8 días, es decir, que hasta el primero de enero sigue siendo 25 de diciembre con todas sus implicaciones divinas. Por tanto, este escrito no ha perdido su intencionalidad. La carta al Niño Jesús que he seguido haciendo después de mi niñez, puede y debe unirse a las intenciones del Año Nuevo.


Niño Jesús: todos los años te pido lo mismo: salud, vida y protección de nuestra persona y bienes; al igual que de nuestros seres queridos. Eso es lo fundamental. También anhelamos empleo, buenos ingresos, y laboriosidad para lograr una vida digna. De igual forma lo anhelamos para todos los demás. En especial pido por los más viejos de mi familia, y por todos los necesitados.

Otra petición muy importante es el tiempo para hacer lo que deseamos y tenemos que hacer de forma que podamos lograr nuestras metas, que bien las conoces. No podemos dejar de pedir por la santidad, por ser mejores personas. Por ser pacientes y mansos, por ser tolerantes y siempre caritativos con los demás, al ofrecerle nuestro tiempo y recursos. No puedo negar que la situación de Venezuela y de mi ciudad me ha hecho impaciente, por lo que prometo y pido ayuda para dejar que la gente pase, ceder el puesto, facilitar la comodidad del otro, y a la hora de manejar evitar el tocar corneta y jamás ofender aunque nos ofendan. Si una persona nos grita un insulto, nosotros podemos responder con un “¡Dios te bendiga!” Ciertamente es algo difícil de aplicar, entonces te pido fuerzas para lograrlo. No quiero pedir, quiero también ofrecer, y ofrezco mi santificación aunque el año que viene vuelva a ofrecértela sabiendo que es poco lo que logré. No importa, el sólo hecho de intentarlo seguramente nos ayude a dar un paso, y luego será otro, y después de otro. Es un horizonte que termina con el Cielo.

Con respecto a mi país: quiero la fuerza para resistir “la tiranía del poder” tal como dijo el Papa en su mensaje de Navidad. Muy especialmente quiero tener esperanzas cuando todo parece imposible. Pero te ruego por lo que no está en mis manos solucionar (en cierta forma): no quiero más muertos por la criminalidad ni por la ineficiencia gubernamental, ni ninguna irresponsabilidad; quiero que comencemos a luchar decididamente por reducir al mínimo nuestro principal problema: la inseguridad. Quiero que mi país viva en democracia, y para ello te pido la conversión de los que mandan hoy de forma arbitraria y autoritaria; y si no se convierten que renuncien o tengamos la fuerza de vencerlos por medios cristianos que son los de la civilidad (el voto, la protesta, la desobediencia civil, y toda resistencia pacífica). Quiero, Niño Jesús, que en política no haya enemigos sino adversarios, y que las leyes y los que la aplican respeten sin distinción los derechos humanos de cada venezolano. Quiero, entonces, que se acabe esta polarización sustentada en odios y resentimientos alimentados por ideologías totalitarias y falsos líderes; y que de esa forma podamos comenzar a reconstruir el país en un ambiente de libertad y justicia en una economía sustentada en programas que busquen la prosperidad y no modelos fracasados. Tú puedes ayudarnos, es una petición sencilla, confío en Ti.

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