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viernes, 4 de febrero de 2011

Tropezar mil veces con la misma piedra

El Diario de Hoy
Por CARLOS ALBERTO MONTANER

“América Latina retorna al pasado. Vuelve al Estado-empresario que tanta felicidad les causa a los políticos demagogos y tanto despilfarro y atraso les trae a los pueblos. Quien inauguró esta tendencia retro fue el argentino Néstor Kirchner, pero luego lo han seguido con entusiasmo el boliviano Evo Morales, el venezolano Hugo Chávez y el ecuatoriano Rafael Correa…


…Durante muchas décadas los latinoamericanos comprobaron hasta la desesperación el desastre de los Estados-empresarios. En la Argentina estatista fundada por Perón, implacablemente continuada tras su desaparición, hasta finales de los años ochenta, resultaba más fácil adquirir un gato con dos cabezas que una línea telefónica: a veces tardaban diez años en concederla. Las empresas estatales, en todas partes, eran sumamente corruptas, operaban con gran torpeza, se atrasaban en el terreno tecnológico, estaban repletas de trabajadores innecesarios empleados por razones políticas, sin atender a méritos personales, y arrojaban pérdidas que debían ser afrontadas mediante asignaciones especiales del presupuesto general de la nación.

¿Por qué fracasaban las empresas estatales? Primero, porque se dirigían con criterios políticos clientelistas y no por métodos gerenciales racionales. Segundo, porque los precios se fijaban por razones electorales y no en función de los costos. Tercero, porque el Estado suprimía la competencia y con ella cualquier estímulo dirigido a mejorar la calidad de los bienes y servicios ofertados. Es verdad que los empresarios defienden sus intereses a capa y espada, pero en un mercado abierto y competitivo eso quiere decir que deben empeñarse incesantemente en producir mejores cosas y proponerlas a precios decrecientes, como se comprueba, por ejemplo, en el mundo de la comunicación: donde la competencia es libre, los costos de los teléfonos y de las tarifas son cada día más baratos.

Europa –que es en donde surgió y se afianzó la tendencia estatista del Siglo XX acaudillada por Inglaterra, pues hubo otra muy antigua, francesa, del Siglo XVII, impuesta por Jean-Baptiste Colbert, el padre del mercantilismo- hace años aprendió su lección, y hoy uno de los requisitos para formar parte de la Unión Europea, o para mantenerse dentro de ella, es privatizar las empresas públicas y alentar la competencia y el mercado, porque ya nadie tiene la menor duda de que el Estado-empresario es el camino más directo para empobrecer a los pueblos, retrasar su desarrollo tecnológico, corromper aún al estamento político y envilecer las relaciones entre los electores y los partidos.

¿Por qué América Latina no es capaz de aprender de sus errores? La respuesta es muy descorazonadora. La vieja definición del idiota nos describe a alguien que repite veinte veces el mismo experimento con la esperanza de que alguna vez los resultados sean diferentes”.

Extracto del artículo publicado por el periódico El Diario de Hoy

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